¡YA NO CREO EN EL AMOR!

Había una vez cuatro ciegos que vivían en un pueblo. Nunca habían tenido la oportunidad de tocar un elefante antes. Un día, alguien trajo un elefante al pueblo y les dijo a los ciegos que podían tocar al animal para conocerlo.

El primer ciego tocó la pierna del elefante y dijo: “¡El elefante es como un gran pilar de árbol!”

El segundo ciego tocó la trompa del elefante y exclamó: “¡No, estás equivocado! El elefante es largo y curvado, como una serpiente gigante”.

El tercer ciego tocó el costado del elefante y dijo: “Ambos están equivocados. El elefante es grande y plano, como una pared”.

El cuarto ciego agarró la cola del elefante y argumentó: “No entiendo cómo pueden estar tan confundidos. El elefante es delgado y peludo, como una cuerda”.

Los cuatro ciegos comenzaron a discutir entre ellos, cada uno seguro de que tenía la descripción correcta del elefante. Sin embargo, ninguno de ellos tenía la imagen completa del elefante, ya que solo habían experimentado una parte de él.

Hace unas semanas hablando con una amiga sobre temas de noviazgo, me hizo recordar una frase que ella mismo dijo hace unos años. Cuando le recordé la frase, me aseguró que ahora ya no pensaba así. Aquella vez, simplemente no tenía el panorama completo de lo que vivía. Algo así como el cuento de los cuatro ciegos, estaba considerando una parte de la situación, pero no tenía la visión global de lo que aquello significaba.

La frase que dijo fue:  “¡Ya no creo en el amor!” hizo una pausa y siguió hablando por lo que tuve que interrumpirla y preguntarle ¿A qué te refieres?, a lo que me respondió “Ya no creo en el amor de pareja… el amor a Dios obvio que sí”. Al completar la frase me dejó más tranquilo. Pensé que estaba perdiendo su fe, algo que viniendo de ella me parecía muy raro porque desde que la conozco ha demostrado ser muy piadosa. 

Quien no sabe a dónde va, cualquier camino lo lleva

Si no se tiene claridad del “destino” en las relaciones de pareja, muy difícilmente se tomarán decisiones que nos dirijan hacia la felicidad. Por ejemplo, decisiones del tipo: que persona me “conviene” más, me voy a vivir con mi pareja o no, tengo relaciones sexuales antes de comprometerme o no, me caso o no, etc. 

Como en los negocios, no conocer las proyecciones financieras a futuro es casi una receta para la quiebra. De manera análoga, desconocer lo que significa estar en una relación, es casi una receta para la infelicidad. 

Decía Dwight Eisenhower, general de la segunda guerra y posterior presidente de Estados Unidos “los planes son inútiles, pero la planeación… indispensable”. Para planear conocer. Sin conocimiento sobre las relaciones, difícilmente se llegará a puerto seguro. El “oleaje” y las “tempestades” de la vida, podrían poner en “jaque” la relación o llevarnos a quien sabe dónde. 

Tener una visión global de lo que significa estar en una relación y sus consecuencias, es vital para alcanzar la felicidad. No tener claridad, puede pasar como en el cuento de los cuatro ciegos, todos decían algo de aquello, pero como sólo percibían una parte de la situación, no acertaban con la meta propuesta.

Reconociendo a tu alma gemela

No existen personas perfectas, pero si perfectas para el proyecto personal de cada uno. Reconocerla supone todo un reto, porque no basta con que esa chica me haya “flechado”, sienta mariposas en el estómago y pase pensando en ella todo el tiempo. 

Hace falta descubrir si su “perfil” coincide con el proyecto de vida al que aspiro. Externamente puede parecer la princesa soñada pero internamente puede “carecer” de ciertos principios, valores o creencias que para mí significan un no negociable

La otra vez leía un artículo que se titula un café no es una propuesta matrimonial, donde la autora menciona que hay que tomar muchos “cafés” para conocer a la otra persona. Además, en esas salidas tenemos la oportunidad de darnos a conocer. 

Escuchaba en un episodio de un podcast que el autor sugería conveniente salir a diferentes lugares y con personas distintas para conocer un poco más del chico o chica “ideal”. Por ejemplo, ir a jugar boliche con amigos o subir un volcán con familiares.

Alguna vez escuche decir de un amigo que el jugar juegos de mesa o verlos competir en algún deporte dice “mucho” de las personas. No soy psicólogo, pero considero que una persona madura y con recia personalidad se las puede en ambientes competitivos. Además, no es lo mismo competir para ganar una medalla olímpica, que “competir” por diversión. De esto hay mucha tela que cortar, pero de momento dejémoslo en pausa.  
  
En el post STEVE JOBS ¿JEFE O LÍDER? (PARTE 2 DE 2) hablé sobre la personalidad, donde la personalidad es la suma del temperamento y el carácter. El temperamento es nuestra predisposición natural para reaccionar en ciertas situaciones y el carácter es como yo aprendo a modular ese temperamento. A diferencia del temperamento con el cual nacemos y morimos, el carácter lo construimos mediante virtudes.  

Retomando el tema, al principio tenemos muy poca información de la otra persona, quizá sabemos de ella sobre sus posts en IG, lo que alguien nos ha dicho sobre ella, por alguna breve plática que tuvimos, etc. Es más la atracción que el conocimiento. 

La atracción forma parte del “proceso” de descubrimiento del alma gemela, porque esa química física, emocional, mental y espiritual ayuda para seguir adelante pero no lo es todo. Hace falta muchas conversaciones cara a cara.    

 

Si cuando estamos buscando socios e inversores para una startup nos tomamos el tiempo para encontrarlos, cuanto más no debemos aplicarnos en conocer a la persona “perfecta” para nuestro proyecto de vida. Esa persona con la que podríamos llegar a fundar una familia y como dicen “no hay mal negocio, sino mal socio”.

 
El enamoramiento es ficción y no realidad
 

En una escena de una de las películas de Spiderman con Tobey Maguire recuerdo haber escuchado la frase donde Peter Parker le dice a Mary Jane “A veces la imaginación nos hace una mala jugada”, la besa y se va. Como dando a entender que el enamoramiento lo llevó a luchar para estar con ella, aunque su responsabilidad por salvar el mundo no le permite compartir su vida y tiene que dejarla.

El enamoramiento puede jugar en nuestra contra si desconocemos lo que significa estar enamorado.

Si no tenemos la suficiente madurez para elegir según nuestro proyecto personal, el enamoramiento nos puede llevar a tomar decisiones que quizá no tomaríamos si no idealizáramos a la otra persona.

 

El enamoramiento no es malo, porque sin ese sentimiento profundo no se podría avanzar en la relación. Aunque he escuchado decir de una profesora que cuando conoció a su entonces marido no sentía ese feeling de enamoramiento, tenía cierta admiración por él, pero fue con el paso del tiempo, conociéndolo cada vez un poco más como se llegó a enamorar de él y ahora lo sigue amando como cuando eran novios.  

Considero que la clave está en mantenerse en “modo” enamorado, pero con un zoom out para ver la realidad. ¿Me explico? Hay que mantener el corazón ilusionado para no apagar la llama, al mismo tiempo que fomentamos la inteligencia y la voluntad para no vivir en las nubes, sino situarnos en la realidad para tomar decisiones que “beneficien” a ambos en la relación. Es decir, ver a la otra persona con ojos de eternidad, pero con los pies en la tierra para no desviarnos del camino hacia la verdadera felicidad.

¿Cuál es tu opinión sobre el amor de pareja?

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