¿QUÉ ES LA AMISTAD? (PARTE 2 DE 2)

En la primera parte nos cuestionamos si era posible cultivar una amistad desde las redes sociales, siguiendo con los 3 tipos de amistad según Aristóteles y finalmente mencionamos el valor de la reciprocidad en las amistades… el darse (tiempo y a uno mismo), sin miedo a ser “vulnerables”.

En esta segunda parte hablaremos de que las amistades también atraviesan altos y bajos, como en toda relación. No estamos exentos de dificultades, ya que somos seres humanos, con errores y limitaciones, no robots. 

Además, la mayor parte de las veces subestimamos a las personas, cometiendo el error de tener prejuicios antes de iniciar una amistad. 

Quiero ser tu amigo, pero “pensamos” diferente

Las amistades no se basan en pensar igual, en tener los mismos gustos o en profesar la misma religión. Si bien eso podría ayudar, no debería ser un “obstáculo” para formar una amistad. Mointaigne dijo, “un hombre es mi amigo porque él es él y yo soy yo”.

Existen infinidad de anécdotas de personas de diferentes religiones o sin religión que fueron o son verdaderos amigos. Lo más reciente que leí fue el caso de un obispo, rector de una Universidad, que fue amigo de una escritora atea “rematada”. Cuando la escritora falleció, el obispo redactó su discurso de honor.

Hace poco coincidí en un evento con una persona de diferente religión a la mía, lo que nos “unía” era una causa común, algo que los dos valoramos y por lo que estaríamos dispuestos a defender y dar soluciones. Durante la conversación surgió la pregunta ¿De qué religión eres? en cuanto le dije “soy católico” y ambos supimos que no éramos de la misma religión, la conversación siguió fluyendo sin que nuestras “diferencias” religiosas hicieran “ruido”. 

Pasa que cuando las personas son fans de diferentes equipos deportivos y se toca el tema ¿Qué equipo es el mejor? se den algunas “discusiones”. Quizá hay que aclarar que cuando uno expone “mí” equipo es mejor que el tuyo, se haga referencia al “mí”. Para “mí” el equipo tal es el mejor del mundo porque, A, B, C, … eso NO significa que se esté tratando de convencer a la otra persona, es más, como nos tenemos confianza le expongo mi punto de vista, sin “querer” convencerla. Simplemente estoy dando mi opinión de porque considero a “mí” equipo el mejor del mundo, de igual forma la otra persona me puede dar su opinión y yo respetarla, aunque no la comparta y viceversa. 

Los amigos te dirán la verdad, aunque duela

Los verdaderos amigos siempre buscarán tu bien, eso significa que en ocasiones te dirán cosas un “poco” difíciles de aceptar. Por ejemplo, un modo de actuar que no fue el adecuado y por lo tanto no está bien que lo repitas. 

Los amigos están en su derecho de “corregirte” y tienes que convencerte que lo hacen por tu bien y tu felicidad.

En otras ocasiones te dirán que puedes mejorar algo que ya haces “bien”, de igual forma, lo que buscan en el fondo es que des lo mejor de ti, que expandas tus horizontes hacia la grandeza, que no te quedes pegado al piso como una gallina, cuando puedes volar como las águilas.

Para dar y recibir consejo se requiere de mucha humildad y rectitud de intención. Es decir, escuchar sin “defenderse” y decirlo con intención de buscar el bien de la otra persona. No es fácil, pero cuando se ha cultivado una amistad virtuosa aquello es mucho más “manejable”. 

No hace falta ser psicólogo, coaching o algo por el estilo para dar algún consejo oportuno. La otra vez fui a cenar con un amigo del que menos me esperaba recibir un consejo y justo me dijo algo que me sirvió muchísimo para resolver algo a lo que le venía dando vueltas.

En las conversaciones “difíciles” se necesita aplicar algunas “técnicas” básicas de comunicación. Se requiere “preparar” el terreno… preparar el qué, cómo y cuándo decirlo. El tema de la comunicación es amplio, por lo que hablaré de ello en otro post.

La mirada del que ama…

Decía el filósofo alemán Josef Pieper: “La mirada del que ama no es realista. Es una mirada de proyección”. Así se mira a los amigos, con una mirada de proyección… en la cual, ves en la otra persona alcanzando su máximo potencial y le ayudas en lo que puedas, para que incremente todo el bien que pueda hacer, así mismo y a los demás. 

Una de las cosas que sumarán valor a tus amistades será el cuidarte para los demás, es decir, desarrollarte más como persona a través de vivir las virtudes de la convivencia diaria.

Y para ti ¿Qué es la amistad?

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