Traducido del latín significa “todo es para bien”.
A principios de año compré una billetera porque la que tenía ya estaba pidiendo cambio. Resulta que el lugar en donde la compré, tiene la opción de gravado en láser sin ningún costo.
La persona que me atendió me preguntó si quería que se gravase mi nombre o una frase. Lo primero que pensé fue, “si algún día decido regalarla no sería buen regalo ya que tendrá gravado mi nombre”. Razón por lo cual elegí gravarle una frase. A continuación, le pregunté a la señorita “¿Cuántas letras puedo gravar?”, a lo que me respondió “tantas como usted quiera”.
Lo primero que se me vino a la mente fue una frase que iba repitiendo mientras caminaba del parqueo hacia la tienda. Mentalmente iba repitiendo la frase omnia in bonum mientras trataba de encontrarle “sentido” a algo que me había sucedido. Nada grave, pero quería encontrar “el mensaje” que no se ve a primera vista.
Da risa porque cuando le dije la frase, se me quedó viendo con cara de What?. Luego me preguntó que cómo se escribía y a continuación me dijo “si no es mucha curiosidad ¿Qué significa?”, a lo que le respondí con otra pregunta ¿Eres católica? Sin dudarlo me respondió que sí. Eso me dio la apertura para darle una breve explicación de su procedencia y significado.
Una vez que salí de la tienda, me fui pensando que me había confundido de frase, porque hubiera puesto algo como “no gastes tanto, existe un mañana”, “tienes que ahorrar” o algo similar.
Las contrariedades no pasan porque si
En el post anterior buena suerte, mala suerte, quien sabe. En uno de los últimos párrafos mencioné la cita “Todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios” (Rm 8,28). La frase omnia in bonum se originó de la cita mencionada. Si aún no te “suena”, te queda como tarea investigar al autor.
Usando los apuntes de mi clase de teología natural, conceptos doctrinales y algunos apuntes personales, trataré de exponer brevemente el tema de la providencia divina. Dicho sea de paso, la teología natural pertenece a la metafísica general y esta a su vez, a la filosofía de lo real. La teología natural estudia a Dios como causa del ser finito.
No le pongan atención a los términos “técnicos”. A veces se escucha como un trabalenguas, aunque así sea, qué le vamos a hacer. Lo que se valora es la comprensión que podamos tener al extraer conceptos clave de un tema “complejo”. Lo importante es encontrarle el sentido a nuestra vida a través de las cosas que nos suceden, ya sean buenas o “malas”.
El mito de la providencia divina
A veces caemos en el “error” de pensar que la providencia divina es el gobierno necesario y determinado que Dios tiene del mundo. Es decir, que todo sucede porque Dios quiere. La típica frase que se dice cuando pasa una contrariedad: “Dios así lo quiere” o “Dios así lo quiso”. Lo cual es falso, al mismo tiempo que es una herejía.
Es una herejía porque en ese caso, se ve a un mundo donde la única causa, es la causa eficiente. Es decir, que la única forma de la causa es que Dios mueva las piezas. Es como decir que el dedo de Dios empujó el dominó he hizo que cayera todo.
Si todo sucede porque Dios quiere, no habría libertad. Porque si Dios gobierna todo de una manera determinada, la libertad sería una caricatura, aparentemente tendríamos libertad. En el fondo significaría que Dios nos movería hacia la dirección que El quisiera porque si, ¿En dónde queda que cada uno tome acciones por si mismo? Además, eso significaría que el mal provendría de Dios porque si Dios es el que mueve el dominó y hace que todo caiga, todo lo que pase sería culpa de Dios, incluyendo el mal.
La providencia no solo tiene que ver con la libertad humana, también tiene que ver con la creación. Dios con la creación es providente también. En el orden material o cósmico Dios gobierna providentemente, por lo tanto, no está desentendido de las cosas materiales.
¿Qué es la providencia divina?
Todas las cosas creadas por Dios (el hombre, los animales, los quarks, las cuatro leyes del electromagnetismo, la gravedad, etc.), todo tiene un fin.
Dios lo que hace en su providencia es darle un orden a todo lo creado para que alcance su fin. Tomás de Aquino dice que la providencia es “El gobierno del orden de las cosas a su fin”.
Para que toda la creación alcance su fin, Dios tiene que estar presente en todas las cosas (pero no moviéndolas). Está presente en el ser de las cosas para atraerlas hacia sí.
Por ejemplo, nosotros tomamos acción porque el bien nos atrae, el impulso no está siempre dentro de nosotros, está un poco fuera de nosotros. Es la razón por lo que las personas virtuosas son atractivas, poseen un bien en su obrar que perfecciona su humanidad, lo cual nos atrae. Además, descubrimos que Dios es nuestro pleno bien, porque al movemos y dirigirnos hacia El nos llena de felicidad.
La providencia tiene que ver con dos cosas:
(1) El fin al que se dirige. El fin al que se dirigen todas las cosas es hacia Dios, por lo tanto, no hay nada mayor y mejor que hacer algo que hacerlo por Dios. Si lo hiciéramos por otro ser humano, inclusive algo noble, como alimentar al hambriento; enseñar al que no sabe; donar dinero a obras de ayuda social, etc. Si lo hiciéramos por ese fin (humano), nos perderíamos la inmensa oportunidad de dar gloria a Dios. Todas las cosas existen para dar gloria a Dios, obviamente la gloria que damos al ofrecer todos esos actos nobles es una gloria extrínseca, ya que Dios por ser infinitamente perfecto, “goza” de gloria, no necesita de nosotros. Aun así en su infinita misericordia nos hace partícipes de sí.
Si hacemos las cosas por otro ser humano sin hacer referencia a Dios, no es que hagamos algo malo, pero si menos perfecto en el amor a Dios. Por lo tanto, la providencia será la razón de ese orden a su fin, para que lleguen a dar verdadera gloria a Dios.
(2) Para que las cosas sigan existiendo Dios decide quererlas en este momento como son, caso contrario dejarían de existir. Por ejemplo, el agua caliente en una fogata está caliente porque lo ha calentado el fuego. “Lo que se dice esencialmente de algo es causa de lo que se dice de algo por participación, como hemos anotado antes refiriéndonos al fuego; por tanto, Dios es causa del ser de las cosas porque Él es el Ser por esencia y las cosas tienen el ser por participación.” (Pilar Fernández de Córdova)
Continua Pilar: “Dios, y sólo Dios es Causa Primera y sólo Él puede ser causa del ser. Las demás causas que hay en el mundo son causas segundas y no pueden causar el ser de las cosas. Estas causas segundas hacen que algo que ya tiene ser se “transforme” —tome otra forma— y “venga a ser” otra cosa. Por ejemplo, un carpintero puede hacer algo, de algo que “ya es” madera, una mesa; pero no puede hacer una mesa de la nada.”
¿Cómo hace Dios para que las cosas se dirijan a su fin?
Las cosas necesarias significan: lo que no puede ser de otra manera. Por ejemplo, las cuatro fuerzas fundamentales de la física.
Las cosas contingentes son: lo que puede ser o no ser y pueden ser de una manera u otra. Por ejemplo, la libertad.
Dios gobierna las cosas necesarias, necesariamente y las cosas contingentes, contingentemente. Dios NO gobierna las cosas invadiendo su forma de ser y modificándolas para que irremediablemente lleguen a su fin. Lo que decíamos al principio, pensar así es una herejía, es como decir: “Dios lo quiere así“, “Dios lo quiso así“. Similar al hacer un pastel. Apuntamos a un fin: pastel de chocolate con relleno de nuttela. Seguimos la receta, A, B, C, hasta obtener el pastel mencionado. Dios no gobierna así.
Dios hace unas cosas de una manera que pueden cambiar a lo largo del tiempo y esas cosas que pueden cambiar con el tiempo, Él sabe que pueden cambiar con el tiempo y no intenta de una manera influir “metiéndose” para cambiarla.
A los seres libres Dios los gobierna presentándose como su bien, pero no les obliga a elegirlo. Se nos presenta como su bien para que tengamos que ir alcanzando —libremente— la participación de ese fin que es Dios. Irnos pareciendo un poquito más a Dios.
¿Cómo los seres humanos participamos de la providencia de Dios?
Poniendo empeño en hacer las cosas como Dios las haría —libremente— por amor. No participamos de la providencia divina suspendiendo nuestro cerebro y diciendo “a ver qué pasa”. No participamos así, participamos a través de nuestra razón que es una luz de Dios en nosotros.
Cuando uno dice santificar el trabajo lo que se está diciendo es, unirse conscientemente a la providencia de Dios, que es muchísimo más que santiguarse para trabajar. Si no estoy haciendo lo que Dios haría en mi lugar, no estoy participando de la providencia divina. Estaría desconectado, sin dar fruto y por consiguiente no estaría haciendo el trabajo de Dios.
Dios gobierna al mundo contingente (especialmente la libertad humana) a través de nuestra libertad y de nuestra razón. Mientras más unidos estamos los hombres a Dios, más participamos de la providencia divina.
Nada humano podría tener como objetivo algo que no sería lo que Dios hubiera querido de El, haciendo las mismas cosas. De lo contrario, no estaríamos salvando al mundo.
Se nota la providencia divina cuando yo quiero las cosas que Dios quiere. Para los que aman a Dios todo lo que pase (si yo estoy conectado con Él) será un bien, aunque yo considere que algunas cosas salieron “mal”.
¿En qué momento has experimentado la providencia divina?