¿ERES LIBRE?

Cuantas veces hemos visto películas, leído novelas o escuchado noticias que nos muestran a personas que han estado en prisión durante mucho tiempo hasta que finalmente son “libres”, ¿Son libres?

Cuantas veces hemos estado en situaciones donde elegimos el sabor de nuestro helado favorito, el tipo de cámara de nuestro nuevo celular, la ciudad que deseamos visitar, la carrera universitaria, etc. ¿Esto es ser libre?

Desde siempre las personas hemos querido ser libres, porque es parte de nuestro ser y por lo tanto no lo podemos omitir. Toda persona humana (cristianos, judíos, musulmanes, no creyentes, ateos, etc.) anhelamos ser libres, deseamos ser libres, aunque muchas veces no entendamos del todo lo que significa ser verdaderamente libre.

He tomado referencia del esquema que Mariano Fazio junto con otros filósofos han utilizado para explicar la realidad de la libertad.

¿Cuál es el fundamento de la libertad?

Si tu respuesta a la pregunta ¿Eres libre? es sí, ¿Cómo lo sabes?

Para algunas personas la libertad se queda en un simple pro-choice, elijo esto y no lo otro. La libertad no consiste en elegir esto o aquello, eso es una manifestación de la libertad, pero no es su fin. 

La libertad radical, la libertad que está en las raíces de la persona humana, es decir la libertad fundamental que está en el fundamento de nuestra vida tiene un fin. 

Si tuviéramos la oportunidad de hablar con la persona que ha salido de prisión y que ahora es “libre”, le podríamos preguntar ¿Libertad para qué? ya que la libertad no se reduce a no ser dependiente de algo, de alguien o de tomar cualquier elección. 

La libertad es un medio para alcanzar un fin y ese fin es el amor. Por lo tanto, quien no lucha por tomar buenas elecciones que lo conducen al amor, va “perdiendo” libertad, convirtiéndose poco a poco en esclavo de sus propias malas elecciones. Para ello, se deben conocer los actos buenos de los malos y así poder elegir siempre el bien, lo cual nos conducirá al amor.

Si el fin último de la libertad es el amor y el amor (la felicidad, la belleza, la verdad, el bien, todos sinónimos del amor) es el fin para el cual ha sido creado el hombre, eso significa que, si eres libre, tendrás una vida plena, lograda, satisfecha, … feliz.  

Como la libertad tiene relación directa con el amor, quien es más libre, ama más y quien ama más, es más libre

Una libertad “menos” importante pero también fundamental

Hemos hablado de la libertad radical o fundamental. Poníamos el ejemplo de la persona que ha salido de prisión y dice soy libre, pero ¿ahora qué hago con mi libertad?, se nota que a esa persona le falta orientación. La libertad radical o libertad para… nos orienta hacia un fin que es el amor. Libertad para amar, libertad para la belleza, libertad para la entrega, … libertad para la felicidad.  

Otro “tipo” de libertad es el de elección, ¿Qué es lo que se le exige a la libertad auténtica? que la libertad de elección sea coherente con el fin último que me he propuesto. Por ejemplo, si quiero viajar hacia Lisboa y tomo un vuelo hacia Londres, me he equivocado en mi elección porque yo quería ir a Lisboa y no a Londres, ejercí mi libertad, pero mal. Si quiero ir a Lisboa tengo que ser coherente y sacar un boleto de Lisboa.    

A veces somos incoherentes con nuestro fin último, con nuestra identidad, con lo que somos, aunque no pasa nada porque podemos volver al camino cuantas veces sea necesario. La libertad de elección no es un absoluto, se entiende en relación con el fin último. 

Un tercer y último tipo de libertad

Para ser libre y llegar a mi fin último, me tengo que liberar de los obstáculos que me impiden caminar libremente hacia ese fin. Pueden ser obstáculos exteriores, aunque la mayoría son obstáculos interiores.

Fazio resume a los grandes enemigos de la libertad en: individualismo, hedonismo y relativismo. 

El individualismo

En el individualismo prima el propio interés individual, es decir, el egoísmo. Si bien hay mucha gente que se da a los demás, que vive entregándose, que son la sal de la tierra. También hay quienes tienen la tendencia dominante a privilegiar el propio yo. Por ejemplo, no permiten que otras personas con buena voluntad se “entrometan” en su proyecto de vida, no dan espacio a que otras personas sean parte de su proyecto. 

“La tendencia individualista puede manifestarse en el ámbito profesional: solo me interesa ir escalando posiciones para satisfacer mi propio ego, para adquirir más cuotas de poder o para demostrar a la humanidad mi valía intelectual. También se da en la vida familiar: cada miembro de la familia tiene su plan, sus preferencias que no está dispuesto a ceder por más que razonablemente se lo pidan. Si esto se da en el matrimonio y nadie cede en aras del bien del otro, tristemente la posibilidad de armar maletas y volverse cada uno a la casa de la que salió es muy alta.”   

Juan Pablo II en una carta a las familias responde a la pregunta: ¿Por qué el individualismo amenaza la civilización del amor? El individualismo supone un uso de la libertad por el cual el sujeto hace lo que quiere, estableciendo el mismo la verdad de lo que le gusta o le resulta útil. No admite que otro quiera o exija algo de él en nombre de una verdad objetiva. No quiere dar a otro basándose en la verdad; no quiere convertirse en una entrega sincera. El individualismo es, por tanto, egocéntrico y egoísta.

El hedonismo

“Hedoné en griego significa placer. El hedonista es el que absolutiza los placeres, el que quiere tener en esta vida la mayor cantidad y calidad de placer posible. Se ponen todas las esperanzas en el plan de diversión del fin de semana, en el viaje soñado, en el deporte extremo, y se vive la vida ordinaria con aburrimiento, cuando no en tensión, procurando evitar todo sacrificio y buscando la comodidad y lo placentero. Es obvio que esta actitud está muy ligada al individualismo apenas mencionado, pues una búsqueda exclusiva del placer siempre entraña egoísmo.” 

Mayora en el análisis moral del fenómeno de las dependencias dice lo siguiente: No es este el lugar oportuno para indagar sobre los condicionamientos sociales y psicológicos de las dependencias, pero el hedonismo tiene mucho que ver en este fenómeno devastador de muchas vidas. Se comienza por sentir un vacío existencial, que se procura llenar con algún placer inmediato o con sensaciones fuertes, que terminan por esclavizar. El sexo, la droga, el juego, la pornografía pueden llegar a aniquilar la libertad propia y poner en riesgo la ajena. 

El relativismo

El relativismo afirma que no hay una verdad, que cada uno va construyendo su propia verdad o que una verdad vale la otra. El relativismo está muy ligado al individualismo y al hedonismo. 

Joseph Ratzinger dice lo siguiente sobre el relativismo: La esencia de esta postura intelectual consiste en afirmar la imposibilidad de alcanzar una verdad objetiva, ya sea porque esta no existe, o porque es inalcanzable a la inteligencia humana. La verdad en consecuencia depende de la propia mirada sobre la realidad, o de las cambiantes circunstancias de acuerdo a la época o a la cultura a las que se pertenezca. Toda afirmación se reduciría a una opinión. (…) Ahora bien, si no existe ninguna verdad objetiva, en la práctica prevalecerá mi verdad, la que favorece mis intereses personales, o la que me produce más placer: otra vez aparecen en el horizonte existencial el individualismo y el hedonismo (…) se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos. 

Todo por amor

Fazio luego de exponer el individualismo, el hedonismo y el relativismo como los tres grandes enemigos de la libertad no quiso describir un panorama terrible de la cultura contemporánea y concluía “La presencia indudable del mal en el mundo no nos debe hacer olvidar que también hay mucho bien.”

Los tres grandes enemigos de una libertad bien vivida nos impiden tener ese corazón para el amor. Al inicio decíamos que la vocación del ser humano sea creyente o no es al amor, fuimos creados para amar. 

Fazio lo resume como sigue: Hemos sido creados libres para amar, y cuando no alcanzamos el fin propio de la libertad nos encontramos frente a un fracaso existencial. Todos deseamos una vida lograda, plena, feliz. Para alcanzarla, la clave reside en hacerlo todo libremente, por amor

¿Eres libre?

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